Riglos: Vía Carla al Mallo Colorado

Tarde de primavera, liviana de temperatura, colores vivos y aromas sutiles. Así nos recibió nuevamente este maravilloso lugar.
Poco rato pero intenso para disfrutar de lo que nos apasiona……escalar.
Chabi, que ya se me hace mayor, declino amablemente la invitación. En fin…… fueron múltiples las excusas para justificar que los «apretones» que nos metimos en Morata la tarde anterior habían dejado «tocado» al pobrecico zagal.
De todas formas nunca hay mal que por bien no venga, y ese parabién llegó cuando Ángela se apunto a tan merecido disfrute.
Risas y buena conversación animaron el viaje, después un café (para engañar el hambre) y acabar finalmente, coincidiendo con viejos amigos, Joan, Alejandro y Javier, con los que «charramos » un rato.
Sin prisa nos fuimos al Mallo Colorado para recorrer en cuatro largos la vía Carla (V+) situada en el flanco sur. Amable en el grado y bien marcado el recorrido por las «chapas negras». Diez cintas más reuniones fue todo cuanto necesitamos para llegar a la cima.

El descenso por la cara sureste mediante un rapel de 35 metros instalado en una sabina cimera nos devolvió al camino
Un atardecer gris amenazador de lluvia nos acompaño durante toda la senda de regreso. Satisfacción por estas horas tranquilas y de sosiego nos inundaron. Risas por la ausencia de nuestro compañero excusado con tan poco éxito……..
Sólo restó la vuelta a la ciudad. La lluvia, que nos dio tregua esa tarde, se hizo compañera de viaje.Bien mereció la pena.

ANOREXIA AL MALLO COLORAO – RIGLOS

VIA ANOREXIA. (MALLO COLORAO) – Los Mallos de Riglos-

Había oído que era el paraíso. Que el cielo parecía mucho más lejos ante la majestuosidad del entorno. Que las cimas parecían inalcanzables y que el magnetismo era inigualable.

Había oído que la roca te llamaba suave y tentadoramente con cada racha de viento que  te llegaba y que el corazón se apretaba en sí mismo a medida que te acercabas a ellos porque eran los MALLOS, Los MALLOS de RIGLOS.

Y ahí estaban.

Y era verdad.

– ¿No has venido nunca a Riglos? – dijo sorprendido uno de mis maestros de escalda (el moreno).

– No, no me has querido traer hasta ahora!!! – contesté en tono acusador e inocente con una sonrisa.

– ¿Y qué haremos? – dejó escapar mi otro maestro de escalada (el rubio) desde los asientos traseros de la furgoneta.

– Ve decidiendo maestro, que ya casi estamos. – contestó el piloto.

Como Zipi y Zape, hermanos de cordada, se pasaban la pelota de uno al otro. Yo volví a sumirme en mis pensamientos ante la cada vez más cercana imagen de las peñas. Mis “maestros escaladores” iban a meterse caña ese día, querían guerra y posteriormente se vió, la consiguieron (Ver piada: Riglos dos por uno). Yo me iba a unir a Karles e Isa que de escapada escaladora habían cruzado unos cuantos kilómetros para hacer de ese día un encuentro y compartir uno de sus días festivos en la roca de Huesca con nosotros. Nuestros amigos iban a ir más suaves porque llevaban ya en sus pies de gato un día por detrás de buena roca y tras esa jornada aún tendrían la suerte de tener uno más por delante.

La llegada al parking fue seguida del encuentro y un rápido desayuno en el bar que dio pie a saludos, puestas al día y la decisión de qué se iba a trepar esa mañana. Vuelta a por la equipación correspondiente y puesta en marcha. Tras desear suerte a mis maestros, nuestras rutas se separaron y tras 20 minutos más o menos de aproximación para la llegada a pie de vía por un camino bastante bien marcado (aunque sin la experiencia de Karles puede que hubiese sido más largo), toqué por fin esa roca venerada y dije “hola” a la vía que iba a ser conquistada:

La Anorexia (Mallo Colorao)

L 1 (V) : Karles fue el jefe de la expedición e inició el primer largo rápidamente. Mientras yo esperaba con ganas a que el grito de “reunión” diese el pistoletazo de salida para Isabel y para mí. Cuando llegó el momento me lancé a la piedra, miré hacia lo alto y me dije “pa’ arriba”. Largo cómodo de V con buenas presas y buenos pies, sin dificultad alguna, aunque en un par de panzas que no desploman puedes moverte un poco a los lados (sin salirte de la vía) si como en mi caso, la largura de pierna no acompaña. Haciendo un paso intermedio se superan sin ninguna dificultad las dos y en nada se llega a la R1.

L2 (V): Con un poco de altura todo parece más espectacular. Cuando Karles fija la siguiente reunión ponemos los gatos de nuevo en la vertical. En la misma dinámica que el anterior, encontramos otra panza esta vez un poco más pronunciada donde hay que subir pies, buscar buenos agarres a la derecha y tirar sin pensarlo para no quemarte en la indecisión, el trayecto hasta la siguiente reunión se hace muy divertida. Se asemeja a una escalera muy disfrutona donde caben pies y manos por doquier.

L3 (III): Largo cortito y de transición que te aproxima a la siguiente reunión y que te pone en una mejor posición para observar toda la magia que hay alrededor. Isa se lo pule en dos minutos y en nada llegamos nosotros para seguir maravillados con el paisaje.

L4 (V): Vuelta a la dinámica de los dos primeros largos aunque con algo menos de dificultad, la roca algo más suelta sin que esto sea motivo de preocupación. Se hace rápido y muy cómodo y en nada nos situamos en la cima para las fotos de rigor.

La bajada la hicimos rapelando por la parte trasera, rapel de unos 40 metros y tras coger el sendero acabamos de rodear el mallo para pillar el camino de bajada.

Nos desviamos un poco para echar un ojo a nuestra pareja de compañeros. Están más abajo de lo esperado así que nos dirigimos al bar-restaurante para recuperar fuerzas.

Tras comer de manera sobresaliente nos quedó largo rato para comentar esa jugada y muchas otras, tanto pasadas como venideras. Nuestros compañeros se hicieron de rogar y cuando finalmente regresaron ya con la caída del sol, (por algo se hacen llamar la cordada más lenta de Riglos), les tocó a ellos disfrutar de la cerveza que pone a todo día de escalada un final feliz. Isa y Karles cogieron carretera hacia su siguiente objetivo de su escapada escaladora. Nosotros apuramos en el bar.

–          ¿Tú qué tal? –  me preguntó Chabi tras exponer junto a Óscar las aventuras y desventuras que tuvieron que pasar ese día en la roca todavía con la cerveza en la mano.

–          ¿Yo?, con ganas de más mallos. No me ha servido ni para empezar. – Y era verdad. Como a casi todo escalador que se precie, Riglos me conquistó- La vía me ha gustado pero me he quedado con ganas de apretar más y jurar un par de veces por la vertical pero como toma de contacto, esta bien… ¿Cuándo volvemos?

Ambos dibujaron un par de sonrisas pícaras observándome. Sabían que había caído en el embrujo mallero, supongo que como en su día lo hicieran ellos. Estaban haciendo muy bien su trabajo de maestros para llevarme al lado oscuro de la roca.

–          Pronto –  contestó Chabi
–          Cuanto antes – puntualizó Óscar.

Sabían que me habían hecho feliz.

Genial – acabé yo.

Riglos: Via «directa as cimas» al Mallo Fire (o cuando los buitres llevan calcetines)

20.00 horas, 17 de septiembre, Ruben para la furgoneta en Avenida de los Pirineos. Antes de despedirnos me dice: bueno Oscar, paso a buscarte a la misma hora el próximo sábado y volvemos al Reino de los Mallos,……ah….. y otra cosa…. ¿estás seguro que los buitres no pueden llevar calcetines?….
Estaba claro, en la reunión del quinto largo de la «galletas» se había prendado de la  vía «directa as cimas» a la punta «Mallafre» del Mallo Fire, y el muy «cabroncete» devolvía, con elegancia, mi comentario irónico a propósito de nuestra capacidad para escalar la vía. Inmediatamente recogí tal sutileza y decidido acepte el compromiso. Estaba claro: «los buitres, sí que iban a llevar calcetines».
Sábado 24 de septiembre de nuevo estamos aquí. El día amenaza tormenta pero no nos preocupamos puesto que » Maldonado»  la anuncia para media tarde. El rito antes de escalar se repite, café en el refugio, risas con la simpática camarera, acondicionamiento fisiológico del organismo, y a la faena.
A pie de vía, mientras preparamos el material, hablamos poco. Estamos concentrados, eso si cada uno a su manera. Ruben con su particular puesta a punto, un ejercicio de  «calentamiento-relajación» que algún día desvelaré. Yo porque voy canturreando no se bien que, pero supongo que es otra manera de buscar concentración o de no pensar, que generalmente resulta más eficaz. Cada uno tenemos un objetivo, pero en común tenemos ilusión e incertidumbre.
Espera que antes de empezar voy a mear -me dice sonriendo -. Otra vez…venga que nos va a cantar «el lucano» – le replico de coña -. Son las 11.30 y a mitad de tarde hay previsión de tormenta -continuo diciendo-. Bueno, y….. ¿que problema hay? – responde -, la vía está totalmente equipada, las reuniones son potentes y preparadas para rapelar, llevamos 16 cintas exprés más las de reunión, tenemos un fisurero que tú sabrás en que lo vas a usar, vamos con cuerda doble a 70 metros pero en simple también lo podríamos hacer. Tío si hay tormenta nos bajamos en un momento y echamos unas cervezas en el bar, que aunque allí no hay patio lo que si que hay es mucho ambiente je, je…. Vale, vale….pero…acaba…..q… Oye – me interrumpe -, si quieres no lo hago aquí y meo desde la reunión, pero si te mojo luego no te quejes.
Evidentemente le dejo hacer su «pipi». Cuando finaliza. aparte de echar unas risas, cruzamos una mirada y sin más Ruben inicia el primer largo, que coincide con el primero de la «directa a la galletas» y que está marcado con la palabra «directa». Mientras sube pienso que la vía aparte de estar bien equipada permite ir «entrando en materia» poco a poco. Los siete primeros largos van de menos a más en dificultad, y en los dos últimos esta se modera. De este modo quiero convencerme que en caso de ir justito de fuerzas en el tramo final, el hecho de saber que las dos ultimas tiradas son más suaves puede suponer un alivio…., al menos para «el coco»……….cuando menos eso espero. Así un 5c, un 6a, un 6a+, un 6b, un 6c, un 6b+, un 6c, un 6a+ y un último 5c son un buen argumento para quedar satisfechos una vez hayamos finalizado la vía…..Placccc!!!!…una pequeña piedra golpea mi casco. Subes o que?…tanta prisa…. tanta prisa… y después te quedas ahí «colgao» en tus pensamientos…todos los días me haces lo mismo!!!!- exclama mi compañero-. Ya voy maestro -le grito-, joder con los jóvenes…. que ya ni los lapsus mentales de los mayores respetan……….
Bueno llego la hora de escalar, a ver como me va el día – pienso -. Sigo con mi canturreo, no por la dificultad de este primer largo (5c), de pocos metros, mantenido y con buen canto, si no más bien para seguir relajándome y mantener la concentración. Llego rápido a la altura de Ruben, cambia el «reverso» y una vez preparado salgo dispuesto a realizar la segunda posta (6a). Antes de ir le digo: ahora… «listillo»… verás la utilidad del fisurero que me he traído y del que has hecho tanta «chanza», ¡¡¡mira bien!!!. De antemano se que en el segundo parabolt falta la chapa, así que cuando llego a su altura cojo el «fisu» paso la sirga por el «esparrago» y aprieto el «tascón» para después poner la cinta y «mosquetonear» la cuerda. La verdad -pienso- es que realmente no hace falta, hay canto y si vuelas dudo mucho que  ese seguro evite que te golpees en la repisa, así que lo mejor es no mirar, escalar pasar de este seguro y protegerte en el tercer anclaje.
Es que no te lees las reseñas y hay que hacerlo porque dan mucha información….., para eso llevaba el fisurero -le digo a Ruben, ya en la reunión -. Bueno para eso estás tú ¿no?…..yo estoy aprendiendo y además somos un equipo y en los equipos cada uno hace su labor, por ejemplo cuando vamos al bar yo pido las cervezas aunque luego las pagues tú, ¡eh! – replica – ¿es, o no es esa  una labor de equipo?….. En fin que le voy a decir, él es así, y no tiene remedio, entre Ruben y Chabi voy «apañao», paciencia hay que tener mucha paciencia con ellos. Entretanto me coge alguna cinta, me pasa la mochila y sale para arriba.
Me encuentro cómodo en el tercer largo (6a+). Hay buen canto y ya no canturreo, esa es buena señal, los nervios van templados y cada vez voy más agusto. Veo a Ruben instalado en la reunión, esta es como la mayoría de las montadas en la vía, un tanto incomoda (colgada), pero es lo que hay, cuando llego a su altura me autoaseguro, después le pillo material del arnés para ir a por el siguiente largo.
Llegó la hora de la verdad, el cuarto largo (6b), es, para mi, un test importante, si lo saco es que casi estoy recuperado del parón veraniego. No lo pienso. Vamos «p´alla»- me digo -. Escucho a Ruben que me anima. El largo es muy mantenido, con calma lo voy haciendo, cuando llego a la parte más dura, dudo unos instantes, tanteo la roca…y enseguida pillo el canto bueno. Ufff…bien, bien….así vas bien – me doy ánimos «chapo» y continuo. A partir de este momento y hasta la reunión una sonrisa se va dibujando en mis labios. Bien ehhhh!…el abuelito no está en tan baja forma como va diciendo por ahí….casi te voy a decir que tires tu el resto de la vía…., llorica….. -me dice mi compañero-. Cría cuervos je, je – le contesto con una sonrisa- mientras le  indico con el índice cual es el camino que debe seguir.
Hay días en los que eres capaz de agarrarte y subir por un cristal y, sin embargo otros te caes hasta de la cama. Ruben sube con soltura su primer largo de 6c «riglero». Lo inicia por un muro en ligero desplome, continua por una fisura-diedrillo y una panza final le llevan a la reunión sin mayores pegas que los hayes, ostias, al loro y demás «jerga-argot» que utilizamos. Yo no voy a la zaga, y a pesar de ir de segundo no necesito que me tensen la cuerda para que me alivie la presión del grado. Estoy debajo de la panza que concluye el largo cuando un estampido tormentoso nos pone alerta. No decías que «Maldonado» no daba tormentas hasta media tarde? – me interroga Ruben-, pues ya está aquí, ¿que hacemos?. Esperar – le contesto- , como bien decías antes de comenzar si hay problemas tiramos cuerdas y al bar. Pasan unos diez minutos y la tormenta sólo queda en el ruido, lo que nos alegra puesto que ya que hemos llegado hasta aquí no nos apetece mucho bajar.
Bueno parece que de momento no nos mojamos, voy «p´arriba», y al loro que estamos metidos de lleno en faena -le digo a Ruben-. Salgo de la reunión y conforme voy avanzando noto que este largo me exige cada vez más, animo Oscar que estas en un 6b+ y ya llevas metros de pared en los antebrazos -me digo animándome-. No lo llevo mal del todo, hasta que llego a la panza final. La miro y veo un parabolt del que  cuelgan dos «mallones». Inmediatamente la mente cabalga sin control: seguro…seguro…que es muy duro el paso y más de una cordada ha dado por finalizada aqui la vía…ostia a ver como voy…no se..no..se….; eh¡¡¡¡ caballito deja de galopar y reflexiona – me grito – Calmado el temple y gracias a un buen canto para los pies y una dosis de equilibrio logro entrar en la reunión después de mirar el paso un par de veces. Cojonudo esto funciona!!!!!, Rubennnn reuniónnnnnnnnnnn……………….
Los ojos de Ruben escudriñan el «panzurron»que hay al inicio de este séptimo largo, sin duda el más duro del recorrido (6c). Tienes miedoooo…. quieres que vaya yo – le insinúo con guasa con intencio de espolear su moral-, ni de coña, venga que voy – me replica-. Sin pensárselo dos veces se enfrasca en una dura pelea con la primera panza, sube y baja a la reunión hasta que……. hummmmm…… saca el paso, después un tramo más llevadero hasta el siguiente panzón. Chemeca, jadea y me grita….¡¡¡¡tio vaya mierda poco canto para las manos y además no me veo los piessss!!!!!…. después lo veo «pretar» un poco más duro y pasa. Yo ya noto el cansancio y se que, aunque de menos dificultad, me queda un largo más de primero, así que decido economizar fuerzas y voy «perreando» todo el largo sin ningún tipo de pudor. En la reunión nos felicitamos puesto que, aún cuando nos quedan dos largos, sentimos que la vía está ganada. Los dos notamos ya el esfuerzo.
Oscar, mira a tu espalda. Por el horizonte, y ya cerca avanza hacia nosotros una espesa cortina agua. Buenoooo… Rubennn….., está claro que hay que ir rápidito para que cuando nos mojemos estemos lo más alto posible. De antemano sabemos que este largo es muy largo, de dificultad mantenida aunque menor que los anteriores (6a+). Voy, trepo..chapo, trepo..chapo……las manos donde caen y «pretar», los pies donde puedo y arañar, así con esta lógica, un poco suicida por la precipitación, voy ganado altura. Por eso a pocos metros del final desando un trecho de lo andado. Estas biennnn…- pregunta Ruben-, siiii… tranquilo. El viaje me ha venido bien para relajarme y volver a escalar con calma. Empieza a llover, aunque no de forma intensa, el canto es bueno y no resbala, retomo la escalada decidido a disfrutar de lo poco que queda.
En los ojos de Ruben hay satisfacción y supongo que en los mios también, este ultimo largo (5c) nos resulta de trámite aunque vamos atentos por la calidad de la roca.  A las 16.45 estamos en la cima, nos damos un fuerte apretón de manos y a pesar de arreciar la lluvia nos sentamos unos instantes para quitarnos los gatos, recoger el material y contemplar cada uno su universo. Como siempre en las maniobras de bajada no hacemos ninguna risa, después en el bar sí, sobre todo a partir de la tercera jarra de cerveza.
Oye Ruben, hoy hemos hecho que los buitres llevaran calcetines – digo mientras apuro la cuarta cerveza-. Sí llevaban, sí, ya lo creo que sí …..te imaginas Oscar que además puedan llevar cantimplora. Ya lo creo que pueden -le contesto mientras miramos de nuevo el Espolón del Fire-.

*Nota las fotos no pertecen a ese día, olvidé la cámara, sin comentarios.

Riglos – Vía Galletas al Fire.

Sábado 17 de septiembre, hoy no aprieta el calor y apetece trepar. Mientras nosotros nos vamos a echar un café al bar del refugio, otros, ya con la «quincallería» a cuestas, corren hacia las tapias para ser los primeros en entrar.

En el bar hablamos de todo menos de escalar (algo raro), hacemos risas con la camarera, echamos un fugaz vistazo a las viejas y manidas revistas… eso si, de montaña, después visita la baño para descargar los nervios y ¡hale!…. a la faena.
Pero……por fin …..¿donde vamos?- me pregunta Ruben-.
Pues ya que estoy cogiendo forma podíamos «hacer metros de tapia», podemos meternos en la normal  del Puro para luego seguir por la Serón Millán hasta el Pisón e ir así pillando «pilas» -le contesto-. No esta mal!!! -exclama- vamos allá.
Conforme nos acercamos al inicio de la vía nos va cambiando la cara, cuando vemos a un montón de cordadas empezando la ruta, una por la entrada original y un grupo, creo que de cursillistas ya metidos en harina, por la entrada directa. Sin prácticamente hablar tenemos claro que hay que cambiar de objetivo salvo que queramos finalizar la actividad a la luz del frontal.
Ruben me comenta que nunca ha escalado en el Fire y que no le importaría hacer «la Galletas». Bien, me parece buena alternativa, al fin y al cabo es una de «las cien clásicas» -le digo-, pero tendré que rebuscar en mi mala memoria el recorrido, aunque de lo si que me acuerdo es el «guano buitrero» que inunda la chimenea. ¡Que guarra está siempre!!!!!!.
Una vez en la base del mallo, no tengo mucho que pensar, puesto que está marcado el inicio y el recorrido se adivina fácil, ya que sólo hay que seguir los «paraboles» con la chapa pintada de negro hasta la chimenea y después recorrer la misma hasta el collado de salida, no hay pérdida. Así da gusto!
Hoy comienzo yo. El primer largo es corto, fácil (IV+) y está protegido por un par de «paraboles». Cuando llego a la primera reunión paso un cordino largo por el «tinglao» para evitar que la cuerda roce y continuo por una travesía a la izquierda hacia un diedro algo descompuesto (IV) que me lleva hasta la segunda reunión. Ruben sube, mascullando no se que sobre la calidad de la roca hasta que llega a mi altura y como va cargado de quincalla, practicamente ni se detiene, continuando sin titubear.
Enlaza los dos siguientes largos. El tercero (V+) un poco roto al comienzo pero bien protegido y el cuarto con un paso de 6b, también bien protegido. Yo, que sigo con mi puesta a punto, paso sin problemas, eso me da tranquilidad y confianza. Cuando entro en la reunión Ruben me pregunta como voy, le contesto que con ganas, a la vez que miro el quinto largo de la vía (V+), una travesía ascendente hacia la derecha que para mi es la parte más interesante del recorrido, con patio y ambiente garantizados.
Ya en la reunión de este quinto largo miro la inmensidad de la tapia, me fascina ver a la izquierda la muralla que hacia el Este presenta la punta «no importa», aun cuando no lo veo sueño con recorrer el «espolón sureste», pero eso ya llegará,  a la derecha una vía que también me ha llamado la atención la «directa as cimas» que lleva a la punta Mallafré, recorrido directo, aéreo y ligeramente desplomado, ver una cordada realizando este itinerario es siempre espectáculo lleno armonía y belleza.
Oscar….Oscarr…..Oscarrrrrr, que estoy aquiiiiii…, -me grita Ruben- quien ha entrado ya en la reunión. Uy… tio perdona, -le digo- es que con este panorama quien no se emboba, además soñar cuesta poco…..Si cuesta poco- continua con cierto tono de reproche-  pero…. al grano y acabemos pronto…que lo que me ahorro soñando aquí me lo quiero gastar en cerveza en el bar del pueblo, que allí si que hay ambiente, ummmm. Rubennnn……eres un «killer», tu si que sabes.
Después de unos segundos a Ruben también le entran ganas de soñar…..Oye tío cuando nos metemos en esa vía, esa…esa…..¿como dices que se llama?…»directa…..» , bueno como sea, es muy guapa ¡vaya patio que tiene!. Pues….. quizá…. cuando lo buitres lleven calcetines – le contesto con ironía -. Venga continuemos que ahora el que no tiene prisa eres tú.

Desde este punto continuamos en travesía horizontal hacia la derecha hasta situarnos debajo de la chimenea, un par de pasos de V+ antes de llegar y después cuatro largos de IV/IV+ hasta el collado que marca el final de la vía. Desde aquí nos acercamos a la cima de la «punta no importa», para llegar realizamos una corta tirada por la cara oeste del mallo atravesando el denominado «paso de la vía» de gran belleza.

Bonito paisaje, ¿verdad?, -le digo a Ruben-. Pues sí -me contesta-. La próxima vez que pisemos esta cima, será porque hayamos salido por la «Rabadá – Navarro» del espolón. Jua, jua, jua……eso será cuando los buitres además de calcetines lleven cantimplora, maestro.

Riglos – Pany Haus

Sábado 10 de septiembre, hace calor… mucho calor, son las 10 de la mañana, estamos en Riglos y el día ofrece dos posibilidades, ponerse a la sombra con un buen refresco, o….. escalar alguna vía que nos proteja del sol, porque de lo contrario podemos «penar, penar y penar»….

Ruben propone hacer una clásica que no tiene, la «Pany». Me parece bien, la vez que subí por ella no se conocía la «goma cocida» para la suela de los «gatos», lo más parecido a un «parabolt» que podías encontrar era un «buril» y algún paso del recorrido se hacía en artificial. Que tiempos!, joderrr…que viejo me hago!. Todo ha cambiado mucho aunque la vía no ha perdido ni un gramo de su atractivo.
Nos aproximamos despacio, el calor aprieta, sudo como un forzado a galeras, estoy deseando meterme en la chimenea para huir del sol, solo pienso en las buenas cervezas de después y eso me alivia.
Ruben inicia el primer largo, en teoría corto, al menos así lo recordaba, pero este, animado por ver «paraboles» y sin darse cuenta se salta la primera reunión. Minutos después me grita que monta otra en una vieja sirga unida con buriles. Que biennnn…je, je – pienso – como en los viejos tiempos.
Inicio el siguiente largo, voy hacia la izquierda buscando el principio de la chimenea, «chapo» dos «paraboles» lazo un «puente de roca» y meto un «fisurero» antes de entrar en la reunión.
Ruben mira el primer techo de la chimenea y respira hondo. No es para tanto le digo, aunque tiene truco. No hay que encajonarse mucho y sacar el paso mirando al patio, que lo hace más bonito y espectacular. Creo que me entiende perooooo……. justo al revés, lo hace justo al revés!!!!….mira que se lo he advertido, bueno no pasa nada así aprenderá, que resople un poco y murmure cuanto quiera, más no puedo hacer….bueno si… reírme un rato. Una vez superado, se vuelve a saltar la siguiente reunión (¡que afición!), ataca el segundo techo por la izquierda y en un «plis plas» se instala confortablemente en el siguiente «tinglao» y me recupera. Y…he aquí….. que me veo penando en el primer techo, pienso que lo hago bien (voy mirando al patio, etc..) pero algo falla…..hasta que el casco me tapa los ojos y eso me recuerda que llevo a la espalda la inseparable mochila de mi compi, cargada de zapatillas, naranjas y agua y no me deja pasar por el estrechamiento….pedazo jilipollas! – me increpo -, así que en medio del «aprieto» me quito la mochila y la cuelgo del arnés…..ahora sí, esto ya funciona.
El siguiente largo sin problemas, eso si los «paraboles» alejan un poco pero para los «curtidos del pasado» no supone una preocupación, tanto es así que ahora soy yo el que se pasa la reunión y monto otra justo por debajo del mítico paso del «UHF».

 

Después de contarle a mi compi, que es eso del UHF (ha crecido viendo los documentales de la 2), sale disparado y desaparece entre las «angosturas» del lugar, pasa un rato…..un buen rato….la cuerda no corre y justo antes de preguntarle si había algún problema me grita reunión. Subo y al llegar a su altura, observo que había montado reunión en una sabina. . Me he debido pasar – me comenta – , no – le contesto – lo que no has llegado, esta tirada es larga y además como hay muchos seguros naturales (sabinas y puentes de roca) ya no hay equipamineto deportivo y eso despista un poco, no obstante es un buen emplazamiento. Continuo unos 15 metros y encuentro las argollas de la reunión. A partir de aquí sólo queda un largo al collado que es mero tramite.
En el collado, comemos y bebemos. Sigue haciendo calor, solo que aquí corre una brisa que lo hace más llevadero, la idea era tirar a la cumbre del Pisón por la vía del «vuelo del buitre», pero con la sofoquina ni nos lo planteamos. No vamos a los «rapeles de los volaos».

Como casi siempre en los «volaos» hay que hacer fila, y hoy no ha sido una excepción. Mientras esperamos pienso en los años pasados, en la primera vez que hice la vía cuando se oía clavar en la pared, cuando los estribos eran algo frecuente en estos recorridos por los que ahora nos paseamos………., todo ha cambiado bastante, excepto los mallos ellos siguen igual, intemporales les da igual que te apellides Rabadá o Perez, ellos dejan hacer a quien sabe o quiere aprender y rechazan al inconsciente.
Después, resguardados del calor en el bar de Toño, y con buenas jarras de cerveza, continuamos soñando con nuevos objetivos, que sin duda van a llegar….

Mallos de Riglos – Vía Moskitos

Este recorrido nunca me ha dejado indiferente: por su originalidad al saber buscar las lineas lógicas de la pared, por conocer a sus aperturistas, unos tipos singulares, por la famosa travesía del quinto largo que un amigo mio afirmaba que la llamaban «de los corazones detenidos», por lo excepcional del mirador al que desde la travesía se accede bautizado como «el trono», que mejor nombre. En fin para mi siempre ha marcado una etapa en mis deambulares rigleros, o por lo menos yo lo he querido así.
En 1981 cuando en el tercer largo me baje, con el «coco muy rallado.» Eran otros tiempos, había otro equipamiento, la autoprotección y asegurar con ocho o a hombro no era algo raro, era lo habitual. Yo era joven, y desde luego no estaba en un buen momento. Cambie de rumbo, cambie de ilusiones y posiblemente todo sucedió para bien. Esto siempre me lo ha recordado Carlos, aquel día esta ruta marco mi destino.
En 1988, en un fugaz regreso la escalamos junto Pablo Ruiz y Miguel Pequerul «el peque», supuso un gran alivio poder finalizar el recorrido, solo llegamos hasta «el trono», pero fue suficiente.
En 2007, junto con Lorenzo Pueyo. Otros tiempos, otra mentalidad, el plan renove había funcionado. Aquel día subimos hasta la cumbre del Mallo Visera, fue un día perfecto.
Pero aún así tenía una cuestión pendiente, abrir lo largos de la parte superior del recorrido. El día 18 quede con Ruben y Pilar. Diré que Ruben es un tío muy positivo y entusiasta, que con mucha ilusión y también técnica se está aventurando en el mundo de la «tapia». Era su primera vía larga en Riglos y estaba emocionado. Con Pilar escalo habitualmente y es de toda confianza.
Nos repartimos los largos, quedando que Ruben haría los cuatro primeros, hasta la reunión anterior a la travesía y yo el resto. Mientras escalaba le ví tirar de primero con mucha confianza y buen hacer, le explique un par de «cositas» al llegar a la primera reunión y todo lo demás fue perfecto, tanto que cuando llegamos al inicio de la travesía me dijo que quería seguir de primero, no me importó puesto que en este bello y aéreo largo da igual ir de «cabeza de cuerda» que de «segundo» .
Después, instalados en la comodidad del «trono» llegó mi turno, no lo pensé dos veces y todo fluyó con relativa facilidad. Las «panzas» no se resistierón más allá del apretón necesario para superarlas, fue fantástico. Minutos después subieron mis compañeros.
Los dos siguientes largos, a excepción de la «panza» de salida de la reunión fueron un mero tramite, perdiendo el recorrido severidad hasta desembocar en la cima. Arriba los tres juntos nos dimos un gran abrazo, abajo los tres también nos regalamos un festival de cerveza.
– Vía totalmente equipada con «paraboles» y «chapas» blancas.
– Dificultad máxima 6b.
– Material, 13 cintas expres, más reuniones. Cuerda simple o doble de 60 metros.
– Descenso. Caminando, seguir desde la cima hacia la derecha por un camino poco marcado hacia el collado que marca «el circo de verano del Pisón», de la canal que baja bordeando la Visera. Existe la posibilidad de abandono desde «el trono» por el lado derecho mediante un rapel de unos 10 metros, desde aquí por una repisa llegar a un árbol, trepar un poco y enlazar con el descenso de la Visera.

Jose Antonio Sanz al Melchor Frechin

«Este dia promete» pensaba mientras iba en la furgo camino de Riglos. Todo hacia presagiar un buen dia de escalada; la compañia, la temperatura, el pernoctar en Riglos para madrugar al dia siguiente… A las diez y media llegaba al aparcamiento y alli estaba Karles esperando mientras montaba su recien estrenada cama en la furgo; abrazos, preguntas sobre nuestras vidas recientes… pocas personas con su nobleza (al final va a ser que es maño, ya veras) nos fuimos a cenar al ex-bar de Toño y como ya estaban cerrando nos quedamos en las mesas de afuera. Las anecdotas y los chascarrillos ocuparon toda la cena. Antes de dormir decidimos que ibamos a hacer; «la Aguja Roja por la Villarig o la Chooper al pison zagal»??? Decide tu, que a mi, mientras haya bolos pa «agafar» me da igual. Tras poco decidir le propuse subir al Frechin y como habia luna llena se veia espectacular en la noche. «Maestro, mañana quiero subir a ese mallo que no se como narices se llama, pero que es acohonante» A dormir y mañana a trepar, que pa eso estamos aqui.

 

Al dia siguiente nos levantamos, desayunamos, preparamos los trastos y a las 09.30 ya estabamos en el pie de via.
De subida al pie de via (y durante toda la via) recordaba a mi amigo Raul. La ultima vez que subi esta muralla de bolos y panzas fue con él y mi recuerdo y mi corazon seguian con él. nunca mas volveremos a escalar juntos,pero aun siento su fuerza en mi interior. Un bonito recuerdo de un gran hombre.
Fuimos los primeros, pero no los unicos. Comienzo el primer largo yo y poco a poco voy ganando metros y mas metros y mas metros y mas…»donde esta la reunion????» pues…. me la he pasado. Sigo subiendo y a unos cincuenta metros del suelo encuentro la reunion (la segunda, claro).

Fuimos haciendo los largos alternando; a mi me tocaron el primero, segundo (empalmados) el cuarto y el sexto y a Karles los restantes. China chana llegamos a la cumbre; foticos, mas abrazos y pabajo. Habiamos pensado bajar rapelando, pero teniamos detras tres cordadas y una cuarta esperando en el suelo para meterse en la via, asi que nos pusimos las zapas de andar y caminico pa casa poco a poco y al tran tran, que es como mejor se va. En hora y cuarto mas o menos estabamos de nuevo en las furgos despues de un agradable paseo de bajada con las vistas que ofrece el camino por el Circo de Verano. Como no podia ser de otra manera; cervecica y bocata pa celebrar la ascension y tras mas abrazos, cada uno pa su casa a sus labores. No me equivocaba, ese dia fue un gran dia, tanto de escalada como de compartir vivencias con un amigo.

LA VIA;
«JOSE ANTONIO SANZ» 6a+  240 metros
Material;
– Si empalmamos largos unas 20 cintas. nosotros llevabamos 19 y saltandome algun parabolt llegaron justas emplamando el primer y segundo largo. Si no empalmamos con 15 basta.
– Dos cuerdas de 60 metros. Si bajamos andando se puede hacer en simple y si la opcion es rapelar tambien, pero tendremos que hacer todos los rapeles. Con dos de 60 en cuatro rapeles en el suelo.
– Cordinos, cintajos y material de aseguramiento.
– Casco imprescindible. Nosotros no tiramos ninguna piedra, pero las hay pa caerse y algun tramo esta bastante suelto. Cuidadin.

MIS IMPRESIONES:

1º y 2º largos: 5+ / 6a bonitos largos en los que disfrutar de los bolos y alguna panzica. Roca muy buena
3º largo : 6a+  Panzas faciles y una placa con pasos mas finos. Precioso en roca buena.
4º largo: 5+ /6a  tan bonito como el resto de la via. Buenos agarres y disfruton. La roca empeora bastante en el tramo en el que nos metemos en la fisura, pero con cuidadico y paciencia sin problemas.
5º largo:   5/5+ Un largo tranquilo y agradable que no por ser mas facil es menos bonito. Roca regulera en algunos tramos.
6º largo:  6a+  Panzon con pocos agarres pero muy buenos. Si los vemos a la primera, sin problemas. Para mi el largo mas bonito de la via.Roca buena.
7º largo 4+: sin mas. Un largo de transicion a la cima en el que tendremos que tener cuidado de no tirar cualquiera de los piedros sueltos que abundan. Roca pesima,pero si vas buscando las zonas grises es bastante compacta.

Una via de repetir, rapida, asequible, con un equipamiento muy bueno, a veces excesivo, con roca en general buena y con bolos por todos lados para disfrutar de una buena escalada en los preciosos Mallos de Riglos. Super recomendable.

Riglos: Espolón Prames – Aguja Roja

El último día que escalamos en la Aguja Roja (vía Edil) nos quedamos con las ganas de subir por este recorrido que nos resulto atractivo al verlo, de hecho para finalizar aquella jornada decidimos hacer el primer largo que nos pareció peleón e interesante.
El viernes después de trabajar volví a quedar con Pilar en Ayerbe y después de echar un breve café nos fuimos a Riglos. Sin pérdida de tiempo hicimos la aproximación y sobre las 16.45 iniciábamos la ruta.
El primer largo es un 6b de continuidad, ligeramente desplomado y que te obliga a pelear hasta el final. La roca, en algunas partes está un poco rota, lo que añade un poquito más de tensión. La ventaja es que está bien equipado y eso ayuda bastante.
El segundo largo, también de 6b, es más corto que el anterior y también esta bien equipado. Nosotros lo empalmamos con el siguiente, que según reseñas lo dan de 6a.
El tercer largo ya en el torreón es un 6a «disfrutón», con un paso algo más durillo debido a la calidad de la roca hacia mitad del recorrido.
El cuarto y último largo es un corto recorrido donde la dificultad baja, aunque hay que ir muy «al loro» por la calidad mediocre de la roca, sobre todo de una «entosta» que queda justo en la vertical de la reunión, aquí es donde más miedo pasé.
Aún no eran las 20.00 cuando pisábamos la cumbre, estuvimos poco rato por la sensación de frío que nos daba el viento que en ese momento soplaba y por lo avanzado de la hora. Un par de rapeles por la vía normal nos depositaron en el suelo contentos por haber cumplido con otro objetivo, después cerveza como debe ser…………..

Material:
– 16 cintas más reuniones, aunque si se quiere empalmar largos conviene llevar 20.
– Cuerdas: Usamos doble cuerda de 70, si te manejas bien no dan problema y la ventaja está en el descenso, ya que ahorras un rapel. Evidentemente se pude hacer en simple, pero recomendable de 70 ya que sino el descenso puede resultar más laborioso.
– Descenso: las reuniones de la vía son rapelables, aunque es mas recomendable usar la vía normal.
En general la calidad de la roca no es muy buena, hay que estar atento en algunos tramos, más que por el vuelo que te puedas dar, por los «cantos» que le puedas tirar a tu compañero. El equipamiento es bueno aunque en algún tramo puede parecer excesivo. Vía recomendable.

jueves, 10 de marzo de 2011 Mallos de Riglos: Aguja Roja – Vïa Edil

Estábamos sentados echando un «bocata de pavo» con pan comprado en Ayerbe, mientras esperábamos que el sol de la mañana calentase la roca conglomerada de Riglos.
Este domingo había quedado con Pilar, con quien hacía ya un tiempo no compartía «cuerda». Nuestra idea era hacer «metros de escalada» sin mayores pretensiones, por eso escogimos un escenario que siempre nos pareció interesante, la Aguja Roja.
Este mallo «pequeño» es, sin duda, el más espectacular del sector. Todas sus caras están surcadas por recorridos llenos de tradición y belleza, que conviven con otros de corte más deportivo.
Mientras dábamos cuenta del almuerzo decidimos hacer, para empezar,  la «Edil» y si daba tiempo otra, pero fundamentalmente la idea era disfrutar de la primera.
Cuando llegamos a pie de vía otra cordada se nos había adelantado, por lo que esperamos un rato para dar tiempo a que se situaran en la primera reunión y hacer así la ascensión más comoda tanto para ellos como para nosotros.
Inicie el primer largo (IV+ / V dependiendo de las reseñas) tanteando bien las presas, que aunque abundantes algunas no me ofrecían confianza. Fui ganando altura por el lado izquierdo de un amplio diedro – chimenea hasta llegar a una primera reunión bien equipada pero algo «incomoda» que pasé de largo hasta otra emplazada unos metros más arriba. Para llegar a esta reunión alternativa, abandoné el diedro por el lado derecho, debo decir que dudé en este paso, pues la roca sonaba a hueco lo que  me hizo pensar antes de sujetarme a la presa definitiva. Una vez instalado cómodamente subió Pilar, sin mayores problemas.
El segundo largo (V), es sencillamente espectacular, por su belleza y ambiente. Clásica fisura – chimenea que requiere esa vieja técnica «riglera» de subir en «equis» por el borde exterior de la misma, es decir bien asomados al abismo. Así lo hicimos y cuando nos reunimos al final de este largo no comentamos otra cosa más que lo a gusto que nos habiamos sentido en este tramo.
En el tercer largo se encuentra el paso de la vía (V+), bien protegido por un «parabolt». Cuando salí de la reunión y fui progresando por un ancho diedro que poco a poco se estrecha hasta llegar al paso señalado. Después de «chapar» me fui hacia la izquierda para entrar en la amplia reunión. Llamé a Pilar, para comprobar que desde su posición me escuchaba y, a la vez, para indicarle que me saltaba la reunión e iniciaba  último largo.
En este cuarto y último largo, el más corto, (IV+ / V dependiendo también delas reseñas) fue un mero trámite, puesto que una vez  abandonada la reunión la pared pierde verticalidad y por lo tanto dificultad, aunque sin bajar la guardia por la calidad de la roca.
En la cumbre, saludé a la cordada con la que compartimos el recorrido y recuperé a mi compañera, que demostró, una vez más que cuando el terreno se pone vertical se mueve como pez en el agua.
El descenso lo realizamos por la ruta normal, en tres rapels.
Acabamos la jornada realizando el primer largo de la «Prames», vía situada en la cara este de la aguja, puesto que nos apetecía «pretar» un poco.
Datos de la vía:
– La ruta recorre la cara Oeste en cuatro largos de dificultad media, siendo V+ el paso de mayor grado del recorrido. Atención a la calidad de la roca en algunos tramos.
– Equipamiento. Las reuniones equipadas y preparadas para rapelar, lo largos están bien protegidos con «paraboles», «spits» y algún puente de roca. En algún punto del recorrido los seguros alejan un poco, se puede colocar protección adicional con «fisureros» y «friends» tamaño medio / grande.
– Material. 15 cintas más reunión si se empalman los dos últimos largos, de lo contrario con 12 cintas más reunión es suficiente. Cuerdas, dobles de 50 ó 60 metros, o simple de 60 ó70. Friends o fisureros optativo.
– Descenso. Por la ruta normal en tres rapels. Atención hay que hacer más de tres rapels si se sube en simple con cuerda de 60.

Riglos vía Chopper – Mallo Pisón


Como vas de agenda para este fin de semana? – pregunté a Chabi mientras tomábamos un café -.

No tengo nada importante, así que podemos salir a trepar – me contestó. Morata o Riglos? – volví a interrogar- Dependerá de la «meteo», si es buena prefiero Riglos.

Pues… es más que buena, yo diría que la previsión es excepcional. Entonces está claro «maestro», Riglos nos espera.

Tapia o deportiva? – fue la última pregunta antes de cambiar de asunto- Prefiero tapia, pero eso si, después del «pavo» y el «turrón» de navidad me apetece hacer algo tranquilo, ya sabes, una toma de contacto suave.


El sábado amaneció en Zaragoza con niebla, aquí en la capital todo apuntaba a que iba a seguir así toda la jornada, sin embargo nuestra esperanza estaba puesta en el sol que nos íbamos a encontrar no mucho tiempo después. Y así fue cuando, poco antes de llegar a Ayerbe, la incertidumbre se hizo jirones junto con la niebla, dejándonos ver los primero rayos de sol.

Parada obligada para desayunar, zumo de naranja, café con leche y croissant. Después unos minutos más de viaje y…. «voila» estábamos estacionados a los pies del Pisón. Antes de bajar de la furgoneta, Chabi me interrogó: ¿que vía maestro?. Ummm….te parece la Choper, ya sabes cinco largos y cerveza.

Joder!!!!… estará mayor el tío pero… yo, aún no había bajado de la furgoneta cuando él ya tenia puesto el «arnés» y la «quincallería» colgada, y además me estaba mirando entre impaciente y cabreado por mi lentitud.

Comienza Chabi el primer largo (V), sin prisa pero sin pausa se hace con el, mientras yo en el suelo, al mismo tiempo que le doy cuerda, me recreo con el entorno, hace más de treinta años que vine por aquí la primera vez y parece que el tiempo no ha pasado. Reunioooon…. -grita-, me pongo los «gatos», me quito ropa porque el calor empieza a «pretar» y para arriba.

En un «plis plas» estoy a su lado iniciando el segundo largo (V+), subo tranquilo y me cunde, tanto que sin darme cuenta estoy situado debajo de la reunión. Este pasito de entrada siempre me ha gustado, no es difícil pero hasta que das con el canto bueno te hace pensar. Mejor subir un poquito por la izquierda, como si fueras a pasar de largo de la reunión para inmediatamente hacer un pasito horizontal a la derecha y… «zas» sin despeinarte instalarte cómodamente en la repisa. Chabi sube, le hago alguna foto y hace posturitas, creo que le va el rollo de posar. Miro el horizonte el cielo está radiante, el aire limpio que todavía no huele a primavera, el azul turquesa del río Gallego, siempre tan fascinante, encajado en el centro del valle, todo es un cuadro perfecto. Mi compañero canturrea a mi lado mientras me coge algo de material y continua.

Atento «maestro» !!!…- grita Chabi- ya metido en harina del tercer largo (6a). No le veo pero imagino está en un pequeño muro ligeramente desplomado aunque bien protegido con un «parabolt», pasan unos instantes en los que la cuerda no corre, algo masculla pero no le entiendo y después todo regresa a la normalidad. Cuando llego a su altura le interrogo por lo que ha pasado, sin inmutarse le echa la culpa al «pavo» de nochebuena, al «cotillón» de nochevieja y al «roscón» de reyes, es un crack!

La luz del sol y el color del paisaje me recuerdan los días de invierno de mi infancia, los hilos de humo de las chimeneas que ascienden verticalmente ayudan a configurar la estampa, me imagino sentado junto a mi abuelo mirando el horizonte, tal y como hacíamos en el huerto junto al muro que nos servía de «carasol», también……..maestrooooo……que te has colgao!!.. y no de la cuerda precisamente, sal de tu mundo y «tira p’a riba» que tengo sed.

El cuarto largo es entretenido (V+), supero algunas panzas y cuando alcanzo un muro intermedio, echo algo de menos….. los «paraboles»!!!!. Pregunto a Chabi si ve alguno o por el contrario me he perdido, me contesta que voy bien pero que alejan. Joder…..ya lo creo, este es el problema de la escalada deportiva, que te acostumbras a «chapar» cuando todavía tienes el anterior a la altura de los pies y eso pasa factura cuando alejan porque te da el «canguelo». En este tramo el vuelo es majo, pero hay mucho canto y se hace bien, así que no hay motivo para preocuparse.

Mi compañero sube despreocupado pero resoplando, seguro que a estas alturas le ha repetido tanto al pavo de nochebuena que ya le ha cogido cariño. Cuando entra en la reunión, se autoasegura, se seca el sudor y me dice que el «pavo» le ha dicho que el último largo me lo «curre» yo, que ellos dos ya han trabajado bastante.

Inicio el último largo (6b), llevo unos meses en estado de gracia, no por escalar mucho grado, sino porque cuando escalo, esté o no en mi limite, voy muy tranquilo, no hay antes ni después de cada paso, lo cierto es que resulta muy agradable.

En este estado poco a poco voy ganado altura, realizando una pequeña travesía diagonal ascendente hacia la derecha hasta situarme en el filo del espolón justo debajo de la  «panza» que marca la mayor dificultad del recorrido. «Chapo un spit», todavía me quedan unos metros antes del paso de la vía, tiro recto para arriba y no pillo el «canto para pasar», retrocedo. Me voy a la derecha por una repisa, veo marcas de magnesio pero desecho esa posibilidad porque en caso de vuelo el péndulo no mola nada. Me voy justo al otro extremo no lo veo claro, así que, como ocurre generalmente, vuelvo a comenzar. Por unos instantes el estado de gracia se hace añicos y en mi cabeza acecha el temor a no poder sacar el paso, reflexiono, miro el horizonte, después vuelvo a mirar los «cantos» y me digo «Oscar, el 6b está más arriba, este tramo no es más difícil que los anteriores», respiro y no lo vuelvo a pensar, esta vez con un corto lanzamiento salgo del paso e instantáneamente alcanzo la panza final. Que paradoja, este último paso no me cuesta esfuerzo alguno, sin pensarlo alcanzo una regleta salvadora que cogida con las dos manos te saca del apuro, una maravilla. En la reunión, me instalo cómodamente, me quito los gatos  y  me preparo para recuperar a mi compañero, suena la campana del reloj del pueblo, vuelvo al pasado.

Cuando quieras – le indico a mi colega -, voy…. – contesta – , lo recupero sin esfuerzo alguno. Pasado un rato veo aparecer el casco que protege a este compendio de «nobleza baturra» relleno de pavo, turrón y roscón. Ha subido como siempre sin esfuerzo lo que confirma lo que siempre le digo ……pero eso queda para mi que luego se habla mucho y se me enfada el «compi».

Maestro, no te recuerda todo esto a algo?, sí, – le contesto – , hoy por lo menos a mi infancia,  a los míos, a mi casa a…..si, si, si claro que si «maestro» pero el patio de tu casa no era tan grande como este, anda deja de «flipar» que nos espera la cerveza.

* Vía: equipada con parabolts.

*Reuniones montadas con dos parabolts.

* Material: – 8/10 cintas exprés.
– Cuerdas dobles 60m, o bien simple 70.
– Casco.

* Descenso: – Por la misma vía (reuniones rapelables), 5 ó 3 según longitud de cuerda.
– Por los rapeles de los volaos.